Como, por qué... no sé explicarlo, pero cuando te amo no sólo sale el sol en esta parte del mundo sino que la luz envuelve por completo cualquier atisbo de oscuridad.
La carne trémula no es nada, la voz tan sólo el eco de un latir inconstante, los ojos una guía que precede al desaliento.
Cuando te amo no sólo se detiene el tiempo en esta parte del alma sino que el ártico y desconocido polo que recorrimos antaño deja paso al más cálido cuento, ese que termina con unos labios posados en algún milímetro de piel, ese que a pesar del miedo se aventura a seguirte y acompañarte allá donde mores.
Cuando te amo simplemente te amo...