Que bello es leer palabras lindas, dedicatorias sinceras que ensalzan valores y aumentan egos. Es muy necesario, a pesar de nuestro afán de negar la influencia del juicio externo, que nos halaguen, nos miren, o mejor dicho nos vean, que nos aprecien por lo que somos y no siempre por lo que hacemos. Que nos amen y nos digan te quiero. Pero...¿Por qué no comenzamos por quienes tenemos cerca?.
En ocasiones enfocamos mal o distante de los que realmente necesitan mas nuestro apoyo y comprensión, a veces vemos y apreciamos esto desde la distancia de los años, a menudo tarde nos lamentamos, hasta incluso nos engañamos, confundimos fallos y errores con defectos, sin comprender que "humano" significa eso.
Tengamos por estandarte el cariño y la cercanía y valoremos a quien realmente lo merece, invirtamos nuestro amor y tiempo en valores seguros, en terrenos fértiles cuyos frutos disfrutemos al observar los resultados, el afecto recompensado con sonrisas, con gestos reconfortantes, con expresiones de liberación y esas miradas de "llegaste en el momento indicado".
Por mi parte represento mi necesidad, como la de todos, y reflejo mi sentir y anhelo de que de vez en cuando me miren como a la niña que aun soy, comenzando a dar el paso de exponer con la felicidad y orgullo que da el saber hacer las cosas bien y de alma y corazón.
Aún soy una infante, y aunque con temperamento de vieja consentida, quiero mi dosis de valor y ternura, por lo tanto regalo mi fracción completa de entrega total a quien por derecho y demostraciones la merezca.
Nada es para siempre, salvo el cariño verdadero.