Miedos...

 Dosificando las reacciones, afrontando los toques del destino, desviando y acortando caminos enredados, creando imaginarias alternativas, buscando callejones, despreciando miradas esquivas, lanzas desacertadas, aspirantes a cupido, cenicientas con maquillaje barato y mentiras con rostro de verdad.
Tantos y tan diversos son los miedos que ya ni sé quién es qué ni cuando es cómo.
Suspirando negras y ásperas lunas,  engullendo a toneladas la siempre subjetiva realidad, me analizo y me recorro sin dejar de sentir frío.
Es tan poderoso y arrollador, que te vira las certezas y te afianza las dudas. La irremediable alienación de una vivencia, de una oscuridad repentina, de avistar un fin demasiado cercano o simplemente no saber cuán próximo está.
Exhalando ahora suaves y grises lunas, escupiendo ya disuelta esta bella existencia, me detallo y me transito sintiendo el calor que abraza los miedos.
No los temas, acarícialos, escúchalos, envuélvelos, sabiendo que sin ellos tan sólo tendrías sueños. 
Y , seamos sinceros, soñar no es tan bello cuando nada se gana, y no llena la inexistente conquista cuando de vencer se trata.