El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada.

Fernando Savater



sábado, 21 de mayo de 2011

Nuestros castillos de humo.....y su influencia en la felicidad.



Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y en muchos casos muy diferente del de los demás. Nosotros no vivimos la realidad en si, sino una elaboración mental de la misma. Lo que hace que la vida sea un constante manantial de esperanza y ricas alternativas o una inevitable fuente de sufrimiento. Lo que vivimos tal como lo vivimos, depende más de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio "real" en sí. Por lo tanto el mapa no es el territorio.
A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados. Cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales.
Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convercerlo de que se puede realizar. 
Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito.
Por lo tanto, y deribado de esta ilustración sobre las creencias, saco en claro que somos grandes cajones sedientos de nuevos y confirmados conceptos, que en la mayoría de los casos moldeamos a nuestro antojo para así adaptarlos a nuestro mundo particular y poder así vivir esa "realidad" que por lo general dista mucho de la imagen objetiva que deberíamos tener de la vida.
Por ende somos los únicos responsables de nuestro bienestar, nuestra paz y felicidad.
Miremos sin filtros, sin barreras autoimpuestas, sin perjuicios ni ataduras imaginarias.
Miremos y veamos nuestro mundo como lo que es, una gran pista en la que poder desarrollarnos como seres humanos, pista de obstáculos drián, sí...... pero siempre superables si creemos en nosotros mismos.


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